En arquitectura denominamos como elefante blanco a un edificio o proyecto de infraestructura de cuya inversión monetaria es muy elevada y poco práctica, cuya construcción y mantenimiento son costosos, y en este sentido tiende a ser abandonada. En muchos casos, estos proyectos son el resultado de ambiciones desmedidas del inversor y carecen de un análisis socioeconómico fiable.
Están caracterizados por una elevada intensidad de capital,
una sobreestimación del uso futuro y soluciones de baja calidad. Los elefantes
blancos de la arquitectura pueden dar lugar a ineficiencias económicas y a una
oferta excesiva de obras de construcción en algunas zonas, mientras que en
otras no se invierte lo suficiente, lo que se traduce en un desarrollo
subóptimo de la movilidad y en patrones de movilidad sesgados.
Conoce más sobre: Arquitectura y Espacios
¿Qué es un elefante blanco en arquitectura?
En el apasionante mundo de la arquitectura, existe un
término que ha capturado la atención de muchos: el elefante blanco. Este
peculiar concepto se refiere a una construcción que, por diversas razones, se
encuentra en un estado de abandono, sin ser utilizada o terminada. En términos
más sencillos, podríamos decir que es una edificación que no cumple con su
propósito original y se convierte en una carga económica para sus dueños.
Mientras que el término "elefante blanco" se
utiliza ampliamente en el campo de la arquitectura, su origen se remonta a la
antigua tradición tailandesa. En Tailandia, los elefantes blancos eran
considerados sagrados y se les otorgaba un estatus especial. Sin embargo,
debido a su rareza y características únicas, mantener un elefante blanco
representaba un desafío financiero considerable para sus dueños.
Torre Norte del BD Bacatá: Un Elefante Blanco en Bogotá
En el corazón de la vibrante ciudad de Bogotá, se encuentra
el complejo arquitectónico del BD Bacatá. Este proyecto, que prometía ser un
hito arquitectónico y un símbolo de progreso para la ciudad, ha experimentado
múltiples desafíos a lo largo de su desarrollo. En lo particular, se ha convertido en un claro ejemplo de lo que se conoce como un
elefante blanco en el ámbito de la arquitectura.
La Torre Norte del BD Bacatá fue concebida como un
rascacielos de 67 pisos que albergaría no solo espacios residenciales, sino
también áreas comerciales y de entretenimiento. Sin embargo, a medida que
avanzaba la construcción, surgieron dificultades económicas y de planificación
que llevaron a su estancamiento. En la actualidad, esta imponente estructura se
yergue incompleta y en estado de abandono, esperando ansiosamente ser terminada
y cumplir su propósito original.
Desafíos
Uno de los principales desafíos que ha enfrentado es el aspecto financiero. La construcción de este
majestuoso rascacielos ha requerido una inversión significativa, la cual ha
sobrepasado con creces los límites presupuestarios iniciales. Esta situación ha
llevado a que los propietarios del proyecto se encuentren en una encrucijada,
ya que finalizar la construcción implicaría un gasto adicional considerable.
Además de los desafíos económicos, la Torre Bacatá también ha enfrentado obstáculos en términos de planificación y permisos
de construcción. Los procesos burocráticos y la falta de consenso han
contribuido a prolongar el tiempo de construcción de la torre y, en última instancia,
a su estado actual de abandono.
Un Futuro Incierto
A pesar de los desafíos que ha enfrentado esta construcción, el futuro de esta imponente estructura todavía es incierto. Existen
diversas propuestas para revitalizar y terminar la construcción de este
elefante blanco, que van desde la búsqueda de inversionistas adicionales hasta
la transformación del espacio en algo completamente diferente a lo
originalmente planificado.
Dicha edificación se ha convertido en un claro
ejemplo de lo que representa un elefante blanco en el campo de la arquitectura.
Su estado de abandono y los desafíos financieros y de planificación que
enfrenta han generado debates y reflexiones sobre la sostenibilidad y
viabilidad de proyectos arquitectónicos a gran escala. Sin embargo, solo el
tiempo dirá qué destino le espera a esta majestuosa estructura en el corazón de
Bogotá.
