Rojkind Arquitectos, con sede en México, presentó el diseño de un proyecto hotelero en colaboración con Amasa Estudio, situado a lo largo de una ruta vinícola del Valle de Guadalupe mexicano.
El complejo vacacional Ummara está concebido para hacer
prosperar el valor de la naturaleza y su uso histórico como santuario y
refugio. Se centra en la reconexión del visitante con el entorno y consigo
mismo.
La finalidad de Ummara es ofrecer una experiencia de
serenidad afluente a quienes buscan abrazar el contexto natural, descubrir
lugares extraordinarios, celebrar la comida regional y encontrar el equilibrio
en los elementos.
El terreno de 140.000 m2 se extiende por un espacio formado
por pequeñas laderas y colinas que crean un paisaje con elementos pétreos que
generan vistas esculturales a lo largo del recorrido.
El conjunto está consolidado a través de un lenguaje común
que hace referencia a los cuatro elementos principales de la naturaleza -aire,
agua, fuego y tierra- mediante el uso de materiales distintivos como el
ladrillo de arcilla y las formas más elementales de la arquitectura como las
bóvedas artesanales como detalle esencial de la composición.
Las 28 villas se ocultan de forma ascendente en las laderas
de las colinas. En un lateral del terreno se encuentra la zona de la piscina,
con una de las mejores vistas del Valle de Guadalupe que evoca la idea de la
tierra convertida en barro como contenedor natural del agua.
El municipio de Ummara facilita un proyecto enológico para
el cultivo de la uva y la producción de vino en todo el terreno. Los derivados
del olivo como aceites y fragancias, la lavanda y los naranjos abarcarán
también. Se pretende proponer una nueva categoría y concepto de hospitalidad
bajo un ADN y premisa que redefine perspectivas holísticas y multisensoriales.
Residencias de formas angulosas y tejados verdes se integran
bien en el paisaje circundante, como se aprecia en los renders. En las cumbres
de las tres colinas se yuxtaponen una bodega, un restaurante y una piscina que
conducen a través de varias rutas.
Las estructuras de hormigón armado revestidas de ladrillo de
arcilla quemada reposarán sobre bóvedas artesanales, un elemento arquitectónico
presente en toda la región. Estos espacios mantienen la privacidad y el
descanso regenerativo en contacto con la montaña, que ofrece aventura, calma y
sabiduría para conectar con la naturaleza y la libertad.
El viñedo, corazón del proyecto, será un edificio circular
formado por 11 bóvedas articuladas. El otro pabellón consistirá en una gran
piscina curvilínea, mientras que una piscina auxiliar más pequeña y circular se
situará en un nivel superior elevado sobre plataformas de césped.
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